martes, 27 de julio de 2010

Anticrítica de Toy Story 3 (sin spoilers)

Advertencia: Toy Story 3 puede destrozarte la vida, al menos durante unas horas. Si tienes una edad similar a la mía y la primera entrega es una de las pelis de tu infancia, el visionado puede provocar consecuencias fatales para tu personalidad. Si, como yo, una semana después de ver la primera parte seguías mirando de reojo por la puerta de tu habitación para ver si tus juguetes cambiaban de posición, aun estás a tiempo de seguir con tu vida normal.


Si todavía no te he disuadido, ahí van unas cuantas advertencias para enfrentarte a Toy Story 3 con las defensas que a mí me faltaron:

• Toy Story 3 no es una película de niños: Si entras al cine pensando eso, estás perdido. Es una película hecha PARA TI disfrazada de película infantil. Desde la primera secuencia van a jugar con tus reminiscencias infantiles. Todos los personajes unidos, creando una secuencia de aventuras totalmente delirante que finaliza con la mítica “Hay un amigo en mí”. Si esto último no es pornografía sentimental que venga dios y lo vea.

• Los nuevos personajes son igual de buenos (o incluso mejores) que los de las anteriores entregas. Pero claro, no se trata del tipo de juguetes con los que juegan los niños de ahora. Claro que no. Son los juguetes de nuestra infancia. Seguro que en el paseo por la guardería reconoces unos cuantos.

• Las secuencias de acción, que son numerosas en la peli, están mejor construidas que nunca, pero no recuerdan a Spy Kids y demás películas de aventuras de la nueva hornada. Están mucho más cerca de Indiana Jones, Los Goonies, Regreso al Futuro o incluso Solo en Casa. Es decir, van directos a nuestros recuerdos infantiles más arraigados. ¿Por qué hacen esto? Simplemente para que lleguemos vulnerables al momento más cabrón del cine de los últimos años: LA SECUENCIA FINAL.

• LA SECUENCIA FINAL es la razón por la que los hijosdelagrandísimaputa de Pixar en colaboración con los de Disney hicieron esta película. Una trampa mortal para que los postadolescentes con un poco de síndrome de Peter Pan nos hundamos en la más absoluta de las miserias. Todo lo que pasa desde que Andy se baja del coche es una perfecta máquina que rebosa verdadera maldad hacia los que crecimos con la saga. Cada uno de los detalles, perfectamente dispuestos en el perverso guión, se suceden llevándonos poco a poco hacia el pernicioso mensaje que encierra la película: ESTO SE HA ACABADO. YA NO SOIS NIÑOS. ¡CRECED MENTECATOS!


Lo dicho, huid de esta maravilla mientras podáis.

2 comentarios:

Havié dijo...

Qué llorera

Sally Hayes dijo...

Nadie lo habría explicado mejor.
Y qué llorera.